Hace poco más de tres meses Fausto Ruesga defendía los colores de la Selección Argentina en los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018, donde obtuvo dos medallas de oro en el concurso de volcadas y en básquetbol 3×3 con el seleccionado argentino.
Gracias a su excelente desempeño durante los Juegos Olímpicos le llegaron varias ofertas, pero eligió quedarse en su ciudad y seguir creciendo profesionalmente.
El 26 de enero, Weber Bahía Basket visitaba a Comunicaciones en Mercedes. Como Martín Fernández no estaba al 100%, Sebastián Ginóbili lo eligió como reemplazante natural en la mayor. “Realmente no me esperaba debutar en Liga, cuando Sepo me lo comunicó fue una gran emoción. Es muy lindo haber debutado. La Liga Nacional es muy distinta a cualquier otra y siempre soñé con ser parte”.
Fausto debutó siendo inicial en el equipo, completando 11m24 en cancha, sumando 4 puntos (2-2 en dobles) y una falta recibida.
¿Cómo te estás sintiendo en esta nueva etapa de tu vida?
Quiero darle lo mejor al equipo y crecer lo máximo posible profesionalmente en lo individual. Sé que estando en Bahía Basket tengo todo para crecer como jugador y como persona.
Estoy muy contento de estar acá y de que me hayan dado la posibilidad de volver. Es un grupo muy lindo y lleno de buenos jugadores. Es un desafío enorme para mí tratar de ganarme un lugar en la Liga de Desarrollo y pelear un puesto en la Liga Nacional. Creo que se viene un muy lindo 2019.
En ese sentido, ¿cuáles son tus desafíos personales para este año?
Principalmente crecer como jugador en todos los aspectos, tratar de incorporar a mi rutina hábitos alimenticios y de recuperación o posturas después de entrenar. Hay muchas cosas que son nuevas para mí y que me servirán para convertirme en un jugador más profesional, que es lo que quiero para mi futuro.
Mi objetivo sin dudas es crecer en todos los aspectos individuales lo máximo posible.
¿Cómo viviste un año con tanta exposición por los logros obtenidos?
Mi 2018 fue un año sensacional, muy lindo y donde disfruté muchísimo. No solo me sirvió para desarrollarme como jugador, sino también como persona. Los torneos con la selección me sirvieron para madurar, abrir la cabeza y cambiar muchas cosas.