El mes de junio es sinónimo de anillos para Manu Ginóbili. De los cuatro logrados por el bahiense en la NBA, curiosamente, consiguió tres en dos fechas consecutivas. Te traemos la historia de esos campeonatos en tres momentos muy disímiles, en la carrera del mejor jugador argentino de todos los tiempos.
MANU GINÓBILI EN TRES MOMENTOS
El bahiense había llegado a los San Antonio Spurs a inicio de la temporada 2002/03. Sus compañeros apenas conocían los grandes pergaminos que había recogido en Europa: All Star de la Liga Italiana en 1999, 2000 y 2001, MVP de las Finales de la Euroliga: 2001, MVP del Campeonato FIBA Américas (2001), MVP de la Copa de Italia: 2002.
«Pensé que era uno más de los experimentos de Pop» había dicho Tim Duncan, estrella naciente de una dupla demoledora en la pintura texana, junto a David Robinson.
Después de llevarse el campeonato europeo con la Kinder Bologna y hacer un Mundial de ensueño en Indianápolis, llegaba la hora de rubricar todo en la mejor liga del mundo, ante el descreimiento de sus propios compañeros, las dudas de la prensa local y una lesión en el tobillo que le impidió mostrar su repertorio desde el comienzo.
Tuvo que esperar hasta el 29 de octubre para debutar en la NBA, ni más ni menos que contra el vigente tricampeón: Los Ángeles Lakers de Shaquille y Kobe Bryant.
Manu Ginóbili era un rookie mentiroso, en su espalda había mucha experiencia internacional y responsabilidades mayúsculas en equipos importantes, tanto a nivel clubes, como de selecciones.
Con 25 años en su haber, fue ganando espacio paulatinamente, viniendo desde la banca y mejorando en sus números y aporte a medida que se desarrollaba la temporada 2002/03.
Promedió 5,9 puntos, 2 rebotes y 1,7 asistencias en 17,6 minutos hasta febrero de 2003, subiendo su producción a 10,9 tantos, 2,9 rebotes, 2,6 asistencias y 1,8 robos en 26,4 minutos durante los últimos 50 días de la fase regular. Ya en Playoffs su peso específico no era discutido. Verlo jugar 30 minutos por partido era algo habitual, con actuaciones importantes en todas las series: 12 puntos vs Phoenix en el sexto juego de la primera ronda (87-85), 15 y 17 tantos frente a los Lakers en los primeros dos partidos para comenzar 2-0 arriba la segunda ronda y 21 puntos y 6 rebotes frente a Dallas Mavericks en el cuarto partido (un 102-95 para los Spurs que dejó la serie 3-1).
En las Finales, el argentino cosechó 8,7 puntos, 4,5 rebotes, 2 asistencias, 2,2 robos y 0,5 tapones en 28,5 minutos por partido, (34,8% de campo y 21,4% en triples), pero mostrando su mejor cara en los últimos dos partidos con 12 y 11 puntos.
El 15 de Junio del 2003, Manu Ginóbili se coronaba campeón de la NBA por primera vez. Los San Antonio Spurs derrotaban a los New Jersey Nets, 88 a 77, con 11 puntos del bahiense, poniendo un mojón ineludible en la historia del deporte argentino.
MANU GINÓBILI Y LA CONSOLIDACIÓN DEFINITIVA
El Manu Ginóbili del 2007 es un animal completamente diferente al del 2003. Consolidado como una de las figuras del conjunto de Popovich, fue pieza angular del tercer campeonato de los texanos.
Con dos anillos NBA y una medalla dorada olímpica en su haber, el bahiense era un nombre propio indiscutible de la liga y ya se lo consideraba como uno de los mejores jugadores FIBA de todos los tiempos. Su recorrido en la temporada 2006/2007 terminaría por consolidar estas sensaciones primigenias.
Junto a Fabricio Oberto, que había arribado al equipo de Popovich en la temporada 2005/2006, no dejaron dudas en unos Playoffs en los que dominaron a todos sus rivales con solvencia: pasaron Nuggets, Suns y Jazz para enfrentar a los Cleveland Cavaliers de LeBron James en las finales.
Tony Parker fue la figura indiscutible de la serie, pero el bahiense se fue hasta los 27 puntos en el último juego de la serie. El dominio del Big Three, fue abrumador para un LeBron que cargaba por completo con un equipo limitado en talento y que llegó a las Finales a caballo del de Akron.
El pico de rendimiento del ex Bahiense del Norte llegaría en estos años, pero no pudo ser acompañado con más campeonatos, hasta la reconversión y refundación del equipo ya con un Manu Ginóbili en un papel y rol completamente diferente.
El 14 de junio del 2007 dejaba una actuación sobresaliente para rubricar su tercer anillo en la mejor liga del mundo.
MANU GINÓBILI, DE LA FRUSTRACIÓN A LA GLORIA
Del dolor y la frustración de una final perdida por impericias propias, a la formación de uno de los mejores equipos de todos los tiempos. Este fue el periplo del último campeonato logrado por Manu Ginóbili en su carrera.
Ray Allen le había arrebatado el anillo en el 2013, tras empatar el partido de manera agónica en el juego seis en South Beach. El séptimo fue todo del local, pero esa noche y tras la amargura y desazón los Spurs se comprometieron a buscar el desquite.
La revancha es un plato que se come frio «y 365 días después», podrían agregar los San Antonio Spurs, que derrotaron a Miami Heat en la final del 2014, luego de haber desplegado uno de los juegos más bellos y colectivos que se recuerden desde los Boston Celtics del 86.
Aquel San Antonio Spurs del 2014, fue recordado como los del «Beautiful Game»: pase extra como bandera, habían ridiculizado a toda la NBA en una temporada regular demoledora, en la que cosecharon 62 victorias y tan solo 20 derrotas.
Un equipo plagado de extranjeros que jugaban un básquet más cercano al universo FIBA, que a las dinámicas históricas del la NBA. Los texanos contaban por entonces con tres franceses, dos australianos, un canadiense, un argentino y un brasileño que le dieron una impronta única e irrepetible.
Los Spurs del juego bonito hacían circular la pelota a una velocidad y una precisión pocas veces vistas, con un Boris Diaw y un Manu Ginóbili como motores creativos de una maquinaria que sería la envidia de cualquier constructor de elite.
Salvando el susto en la primera ronda, donde debieron sufrir ante los Dallas Maverick, el resto fue una continuación de una campaña que no llegó a ser perfecta por este lunar impensado impuesto por los de Carlisle.
El 4-1 final terminaría con la era del Big Three en Miami, la vuelta de James a Ohio y el recuerdo de uno de los mejores equipos de todos los tiempos.
Ese 15 de junio del 2014, quedará en la retina de todos como la culminación de una dinastía que fue pergeñada por Popovich y ejecutada por Tim Duncan, Tony Parker y Manu Ginóbili. Otra vez en junio, otra vez un 15, como aquella primera del 2003. El círculo estaba completo y finiquitado de la mejor manera.