Se cumplen 32 años del título de Provincia de Buenos Aires en el Campeonato Argentino Juvenil de Tucumán, con un equipo conformado por la base de Bahía Blanca, en un torneo que sorprendieron a propios y extraños.
PROVINCIA CAMPEÓN CONTRA LOS PRONÓSTICOS
No fue un campeonato más. En 1989 la situación económica y social del país llevó a la suspensión del Argentino de ese año, por lo que se tuvo que disputar al año siguiente. Este factor incidió directamente en el armado del equipo conducido por Guillermo Torre y Juan García, que viajaron a Tucumán con algunos jugadores de la categoría y varios que daban años de ventaja.
“El equipo se armó de última, la base era de Bahía (campeones provinciales de juveniles en 1989) y lo armamos en base a Daniel Arenas, Leandro Ginóbili y Federico Susbielles, que eran prácticamente los únicos propios de la categoría, porque los demás eran dos o tres años más chicos», dijo Guillermo Torre.
«La realidad es que fue un equipo armado a las apuradas, con los jugadores que estaban disponibles en ese momento o que podían ir. El cuerpo técnico estaba compuesto por Guillermo Torre y Juan García con la base de Bahía que había ganado el provincial» dice Leandro Ginóbili.
«Después se nos fueron sumando algunos chicos de La Plata, Junín y de San Nicolás. No fue una preparación ni cerca de lo ideal, incluso creo que entrenamos por separados y nos juntamos para disputar el Argentino. Recuerdo que a algunos los subimos al colectivo yendo hacia Tucumán».
Teniendo en cuenta cómo se habían preparado otros equipos, la condición de visitante y la poca preparación con la que contaba el plantel, Provincia iba con pocas expectativas, incluso de los propios protagonistas. Esto no impidió que fueran agarrando ritmo subidos a la base conformada por Arenas, Susbielles y Ginóbili.
El equipo finalmente estuvo formado por Daniel Pontelli, Martín Enrique, Fernando Iorno, Alejandro Fortes, Leonardo Adrián Montivero, José Luis Gil, Daniel Darío Arenas, Marcelo Darío Pratdessus, Cristian Ernesto Mildenberger, Leandro Javier Ginóbili, Federico Esteban Susbielles y Pablo Adrián Hoya, con Guillermo Torre como entrenador y Juan Andrés García como asistente del equipo.
La primera ronda no fue de lo mejor para Provincia que ganó los dos primeros partidos ante equipos más débiles por poco margen y con un juego que no era el ideal del equipo, pero en la segunda ronda del Torneo se empezó a ver el potencial del mismo.
«El equipo obviamente tenía sus deficiencias por cómo se había armado. No teníamos un pivot definido, pero por otro lado, el perímetro era muy bueno con el Búho Arenas, El Chubi Susbielles como alero, estaba Josi Gil, que era bastante más chico, también Dario Pratdessus», cuenta Leandro.
«La clave fue que era un equipo que la pasábamos muy bien juntos. Estuvimos alojados en un albergue que estaba arriba de una montaña en un lugar con mucha vegetación y en donde la pasamos genial. Esa química que tuvimos como grupo terminó siendo fundamental».
Provincia no era el candidato a llevarse el torneo, ya que Córdoba, Capital, Entre Ríos y Tucumán se habían armado con lo mejor disponible y en busca del título. La deficiencia del conjunto comandado por Torre estaba debajo del aro, donde no tenían un interno tradicional y compensaban con las mañas de Pratdessus y Susbilles, con un perímetro picante y con mucho gol de la mano de Leandro Ginóbili, Josi Gil (dos años más joven) y el Búho Arenas.
La semifinal del torneo fue un duelo entre Provincia de Buenos Aires y Entre Ríos, con la particularidad de jugarse en una cancha semicubierta y en donde las circunstancias externas al juego le dieron un adicional al mismo.
«Lo recuerdo como si fuera hoy, tuvimos un primer tiempo tremendo, de esos que te salen una vez en la vida, y les sacamos 21 puntos. Leandro Ginóbili encendidísimo metió 6 triples seguidos, éramos una maquinita. Pero había que jugar el segundo tiempo, teníamos que remar y que pasaran esos 20 minutos, que fueron eternos. Terminamos ganando por tres puntos, con mucha personalidad y jerarquía. Le sacamos el postre a Entre Ríos y jugamos la final con Tucumán.”, dijo Torre.
«Jugamos la semi en una sede que se llamaba Aguilares contra Entre Ríos, que era otro de los que se había armado muy bien. La cancha tenía un metro de pared y el tinglado no cubría todo por lo que entraba el humo y el hollín de los choripanes que hacían para el público», recuerda Ginóbili.
En la final los esperaba el local en una cancha abarrotada de gente, con un ambiente bastante caldeado, donde volaban huevos y monedas dentro de la cancha y en el que Provincia pudo imponerse tras batallar por 40 minutos.
“Fue muy parejo, doble a doble, Provincia tuvo mucho temperamento, mucha garra, y logramos ganar en la final. Por ahí era una característica, me acuerdo que Jerez, un entrenador de Chaco en uno de los partidos que nos vio me dijo “a Provincia hay que matarlo hasta que no termine el último segundo no está entregado”. dijo el entrenador.
«El ambiente no fue el mejor para disputar una final, con todo en contra, pero sin presión para con nosotros que veníamos de punto. Controlamos el partido desde el comienzo y supimos cerrarlo al final. Se nos acercaron sobre el cierre, pero pudimos finalizarlo de la mejor manera».
«La alegría que teníamos era inconmensurable, sorprendimos a todos, incluso a nosotros mismos, pero fue un grupo que se fue haciendo muy fuerte a medida que pasaba el campeonato. No éramos los mejores juveniles de esa época, aunque muchos después jugamos liga, pero el equipo era muy sólido y esa fue una gran ventaja», finalizó Ginóbili.
Declaraciones de Guillermo Torre