En el mes de noviembre de 1994 se llevó a cabo en Paraguay el atípico Sudamericano 1994 que permitía solamente jugadores de hasta 1.95 metros de altura.
Dicha condición fue una prueba de FIBA sin demasiado éxito, ya que aquella edición fue la única en disputarse de esa manera.
Como la CABB no tomó demasiado interés en participar, decidió llevar un combinado alternativo dirigido por Guillermo Vecchio y el bahiense Guillermo López.
De aquel combinado fueron parte los bahienses Pablo Gil, Fernando Lliteras y Ulises Agulló, que jugaban en el torneo local bahiense por ese entonces, y se destacaban en algunos torneos nacionales.
Por tener restricción de altura, la competencia no se considera como torneo mayor. Es por eso que ninguno de los tres bahienses integran de forma estricta la lista de jugadores de nuestra ciudad que llegaron al seleccionado mayor.
Argentina formó parte del Grupo A junto a Perú, Chile, Colombia y el local Paraguay. Con un récord de 3-1 avanzó al pentagonal final, donde finalizó segundo por debajo del campeón Uruguay.
LLITERAS: “PARA NOSOTROS ESE SUDAMERICANO FUE ALGO ÚNICO”
Aquel seleccionado contó con uno de los personajes mas destacados del ámbito local en los últimos años.
Fernando Lliteras, multicampeón en primera y máximo goleador de los torneos locales, cumplió su sueño vistiendo la camiseta celeste y blanca.
“Yo siempre pasaba por la ABB donde estaban reflejados los jugadores que habían jugado en la selección y me lamentaba que nunca iba a poder estar ahí. Jugar en la selección fue un sueño. Siempre fui un tipo apasionado para jugar, cada vez que salía a la cancha pensaba en ganar nada más. Y aquella vez, cuando empezó a sonar el himno en el acto inicial, fue uno de los momentos más emocionantes de mi vida. Cantar el himno argentino con la camiseta puesta y representar a tu país es algo único.”.
Además, el “Flaco” comenta la particularidad que tuvo aquel torneo, reconociendo su pequeña “trampa” para poder jugarlo.
“Fue algo medio cómico porque en ese torneo yo figuraba con la altura de 1.91, y en realidad mido 1.97. De hecho en Uruguay jugaba Alan Mayor que medía 2 metros y tenían un americano nacionalizado que medía 2.2 metros, y así todos los equipos tenían jugadores más altos de lo permitido. Encima te medía un viejito que mucho no podía hacer”.
Argentina terminó realizando un excelente torneo, considerando que presentó un equipo de tercera categoría ante selecciones con jugadores mundialistas, finalizando en la segunda posición detrás de Uruguay.
“Para nosotros fue una experiencia única porque jugamos contra equipos mundialistas. Uruguay a los pocos meses le ganó a Argentina en el Panamericano de Mar del Plata solamente con un pivot más respecto al equipo que había presentado en Paraguay. Y nosotros nos fuimos al suplementario con ellos por un triple de Marcelo Capalbo, que jugó mucho tiempo en Europa” señala Lliteras.
Fernando aún se sigue lamentando por aquel partido definitivo ante el conjunto uruguayo, estando a una jugada de consagrarse campeones.
“No lo pudimos ganar en la última con un mano a mano que tuvo Cardona. Sino éramos campeones sudamericanos, con el equipo humilde que teníamos. Por suerte se terminó formando un gran grupo, incluso hoy compartimos grupos de Whatsapp”.
GIL: “ERA IMPOSIBLE PENSAR EN UNA SELECCIÓN MAYOR”
Otro de los bahienses que fue parte de aquel equipo fue Pablo Gil con tan solo 16 años.
“A mi ese torneo me dejó un recuerdo especial porque estuve dos o tres días y estando en Paraguay me llama Vecchio para hacer una gira con la selección de juveniles en Estados Unidos. Siempre lo recuerdo como eso, porque quizás si no estaba ahí no me llevaban a la de juveniles” comenta.
Al igual que el resto de sus compañeros, para Pablo la selección mayor se veía lejos, sobre todo a su edad.
“Fue un torneo muy particular por donde lo veas, no se entendió bien cómo fue armado. Obviamente que para nosotros sabes lo que fue que nos llamen de la selección, estábamos chochos. Para cualquiera de los que estábamos ahí era imposible pensar en una selección mayor”.
Además, señala la particular característica que tenía la competencia.
“Lo extraño era que llegabas al torneo y lo primero que hacían era medirte, pero había muchos jugadores que se agachaban para que no los reboten. Incluso el mismo flaco Lliteras mide más de 1.95”.
Luego de aquel torneo, Pablo Gil tuvo una excelente carrera en distintos equipos de Liga Nacional y TNA, obteniendo el premio al mejor sexto hombre en la temporada 2001-2002.
Fotos: gentileza Ale Perez, La Nueva.