El 30 de noviembre, pero de 1974 es otra fecha para recordar en el básquet glorioso de Bahia Blanca. De hecho, ese día la selección mayor enfrentó a Junín en la final del Provincial de Mayores, obteniendo el título. No fue un triunfo más. Significó, con un aporte de 8 puntos, el retiro de José Ignacio De Lizaso de la práctica profesional.
Polo, mayormente conocido, fue figura de la ciudad y el país. Su presencia constante en las selecciones locales y nacionales, y su imborrable paso por Olimpo, lo convirtieron en leyenda. Él, parte de la primera gran trilogía de nuestra ciudad, es uno de los porqués de Bahía Blanca como Capital Nacional del Básquet.
Y, ¿por qué él? Pues su intensidad dentro de la cancha era inconfundible. Un jugador fuerte, macizo, que nunca tuvo problemas para imponer su físico entre los grandes y siempre dejó el corazón en cada pelota.
Polo, con un registro de 15 puntos, fue uno de los elementos vitales cuando la ciudad marcó un hito más en el básquet: el triunfo del 3 de julio de 1971 por 78 a 75 sobre Yugolsavia, que llegó a enfrentarse con el equipo de la ciudad luego de ser campeones mundiales. Claro, no sabían las enormes figuras que los esperaban.
De Lizaso, nacido en Necochea y llegado a Bahía Blanca con 18 años para estudiar Agronomía en la UNS, fue visto por el gran Bill Américo Brussa. Su garra y elegancia lo llevaron a la Selección Argentina, además de representar a nuestra ciudad.
Y, en pocos años, su carrera se tiñó de gloria. Polo ganó 9 torneos con la camiseta aurinegra, 10 provinciales para Bahía y 8 argentinos para Buenos Aires. Todos, obviamente, de la mano con Fruet y Cabrera.
La potencia, ímpetu, corazón y garra, hacen de José Ignacio Polo De Lizaso, una leyenda viva del básquet de Bahía Blanca.