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El paso de jugador a entrenador

El proceso de ser jugador y convertirse en entrenador debe ser de los más complejos en el mundo del básquet. Existe el salto de un jugador menor y convertirse en mayor, tornarse en protagonista de un plantel o cumplir el rol de capitán. Pero el que verdaderamente muda la rutina diaria es el paso del rectángulo de juego, al banco. Marcelo Richotti es uno de los exponentes bahienses que lo protagonizó.

Pero, el caso más reciente es el de Sebastián Ginóbili. Luego de una carrera exitosa, “Sepo” se retiró con la camiseta de Bahiense del Norte y se convirtió, inmediatamente, en entrenador de las menores del club. “El proceso lleva un tiempo. Creo que me benefició el tema que me retiré de grande y, en los últimos años como jugador, ya me proyectaba como entrenador.
Uno aprende y vive las cosas mediante experiencias. Creo que me sirvieron mucho los dos primeros años en Liga, en los que no hubo descensos, para ir probando cosas y hacerme una idea en el puesto. Caí en el lugar justo para tomar ese proceso con más calma y tranquilidad. En esas dos temporadas pude entender mejor el rol y saber a qué me dedicaba”, contó sobre cómo vivió el cambio.

Sin embargo, en poco tiempo se adjudicó el puesto en Weber Bahía Basket, llegando a la Liga Nacional. El hermano del medio de los Ginóbili ya transita su séptima temporada en el equipo de la ciudad y acumula dos subcampeonatos internacionales (Américas y Sudamericana) y una final de conferencia. “El jugador necesita invertir menos tiempo que el director técnico. Un jugador empieza a visualizar lo que puede hacer dentro del terreno de juego, dos horas antes del mismo. Pero como entrenador, estás las 24 horas pensando en ese encuentro, cómo solucionar situaciones o mejorarlas”, opinó.

Uno de los puntos fuertes que se viven en ese poceso es asumir el rol. Y no solo asumirlo, sino incorporarlo y ejercerlo con responsabilidad. “Me parece que el rol pasa por ser como cada uno realmente es. Por más que esté al frente de un grupo o sea el entrenador, no cambio mi forma de ser.
Todo parte entre la relación jugador-entrenador, por la confianza y el respeto. La clave es tener el liderazgo de entrenador a partir de cómo es cada uno. Obviamente que tiene que ver el conocimiento, la forma de trasmitir las cosas, pero un entrenador tiene que trasmitir la seguridad y tranquilidad de la idea personal, y tratar de ser lo más natural posible” concluyó Sebastián.

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