El reciente éxito de Argentina en el Mundial de China 2019 no es una casualidad, claro está. Siete jugadores de nuestro país nos representan en el máximo nivel europeo, con grandes participaciones en sus respectivos equipos.
Pero ese logró va un poco más allá de lo que realizan los basquetbolistas dentro de la cancha. Todo el mundo sabe que parte de esto se debe al enorme trabajo del cuerpo técnico y médico. Sergio Hernández es uno de ellos y, quizás, la pieza más importante. No por su cargo de entrenador en jefe, sino por su liderazgo desde ese lugar, capacidad para manejar los egos de un equipo con diversos talentos y estrategia de juego para dar pelea a quien se interponga.
Oveja, naturalmente de Villa Mitre, no forjó su capacidad entrenadora desde la práctica del deporte. Es decir, Oveja, antes de ser Oveja, no tuvo trayectoria como atleta profesional. Ser director técnico, para él, vino en la sangre.
En ese sentido, dirigió la Liga Nacional de Básquet por primera vez en 1992. Y desde ahí, una carrera profesional que ya había nacido, creció exponencialmente hasta alcanzar el subcampeonato del mundo en septiembre.
En medio de esos largos 27 años, Hernández fue seis veces campeón de la Liga Nacional (con Estudiantes de Olavarría, Boca y Peñarol), además de dos Ligas de las Américas y otras tantas Sudamericanas.
¿POR QUÉ RECORDAMOS A SERGIO HERNÁNDEZ?
Este fin de semana pasado, pero en 1984, Bahía Blanca compartía el título provincial U13 con Mar del Plata. En ese Torneo, Oveja fue ayudante de campo de Fabián Horvath, una de las primeras apariciones del bahiense en selecciones.
“Tengo presente el recuerdo desde el año 1981 hasta 1984, en los que Sergio me acompañó en innumerables torneos de divisiones menores, representando a ABB y a Provincia de Buenos Aires”, comenta el mismo Mofle.
Además, Horvath recuerda cómo fue este inicio para Oveja, sin pensar en lo que podía convertirse hor: “Es, realmente, un ser generoso y carismático como los chicos de esa época que, aparte de tener conocimiento basquetbolistico, se fue forjando un especialista en manejar grupos de personas. En ese entonces era impensado que lograría semejante carrera como Coach, pero al compartir tanto con él, no me sorprende lo logrado y lo que vendrá. Siempre ávido para aprender, escuchar y ser cada día mejor”.
Por último, Fabián reconoció la alegría que le genera este momento que Oveja atraviesa, como merecido que lo tiene.
Hernández ya ha trazado un camino para quien quiere ser entrenador algún día, y aún tiene trayecto por recorrer. La historia del básquet de Bahía, una vez más, continúa escribiéndose.