Este fin de semana Bahía obtuvo su cuarto campeonato en cinco años en la categoría U17, pero esta camada en particular es de las más galardonadas de los últimos tiempos: nos metemos en las entrañas de un equipo plagado de talento y calidad.
El conjunto de Albizu viene recorriendo un largo camino. La mayoría de este plantel lleva mucho tiempo trabajando junto, con una base formativa de básquet mixto que le ha dado un roce diferencial.
Josefina Calvento ayudante técnica de Albizu nos comentaba sobre el valor de esto: “las chicas vienen desde mini básquet jugando con varones, desde los 11 años participan en U14/15 dando ventaja de edad, han jugado Argentinos, casi todas juegan en primera y eso tiene mucho que ver con cómo se formaron”.
Bahía es bicampeona Provincial y ha ganado el Argentino con este núcleo de jugadoras. El plantel es muy rico en calidad individual, pero también lo es en lo colectivo, donde demuestran un juego en el que el pase y la presión son marca registrada.
Paloma Vecchi y Chabela García, ambas jugadoras de Pacifico, fueron las más destacadas del campeonato, la primera como goleadora y la segunda como MVP del certamen. Quedarse con solo ellas es una injusticia para un conglomerado de talento desbordante.
Lo más llamativo de este plantel es la claridad con que manejan los roles y como suprimen los egos individuales en función del conjunto.
La buena relación fuera de cancha se plasma dentro, donde cada una sabe que es lo que tiene que hacer para ser diferencial en lo colectivo: Martina Caputo y Josefina Brossard son el motor invisible de Bahía: rebotean, defienden, anotan y no destacan más de lo que le requiere el partido, por esa actitud que les hace primar el todos antes que el yo.
Esa actitud colectiva se traslada al resto, porque Morena Wentland le imprime desde el banco la cuota anotadora necesaria para cuando las titulares descansan, lo mismo que Victoria Flores aplicándose en la pintura o la calidad de conducción de Maitena Vazquez o la velocidad de Maurer y Schabas.
Sería injusto dejar afuera a Olea, Ibargoyen y Silva, que no tienen nada que envidiar en calidad a las demás
No es casualidad que los resultados deportivos se repliquen cuando se cuenta con este tipo de jugadoras que se toman muy en serio lo que hacen, entrenando muchas veces hasta tres veces por día o escuchando a sus entrenadoras para mejorar día a día en sus puntos flacos.
Son la representación del futuro del básquet femenino bahiense y los modelos a seguir para aquellas que inician su recorrido en el deporte de la ciudad.
No hay mejor descripción que la que puede dar su propia entrenadora como juez y parte de esta camada maravillosa:
Viviana Albizu: “esta camada de Bahía es mi generación dorada”
“Muestran un comportamiento ejemplar dentro de la cancha, respetando a sus rivales y compitiendo al 100 incluso cuando el juego se pone de lo más friccionado”
“Es una camada que entiende mi juego, que vive el básquet en todo sentido y siente la camiseta. Son un grupo de amigas que se junta a jugar y que no hacen distinción entre ellas en nada, incluso perteneciendo a distintos clubes”
“Cada torneo que juegan me demuestran más y me exigen a mi desde mi rol de entrenadora a mejorar. Este torneo lo disfrutamos mucho con el cuerpo técnico, terminaban los partidos y hablábamos de lo lindo que juegan y eso es el mejor premio que me podían haber dado y es un orgullo dirigirlas”
“Disfruto mucho el compartir cosas con ellas, desde un entrenamiento, un viaje, un torneo son mi generación dorada.”