Un día como hoy pero de 1985 se desarrollaba el primer partido oficial de la Liga Nacional de Básquet con el duelo entre Pacífico y Atenas. Como no podía ser de otra manera, el encuentro fue disputado en nuestra ciudad, la Capital del Básquet, en cancha de Independiente.
El resultado final fue triunfo para el equipo bahiense por 90 a 82 con 33 puntos del tan recordado Neal Robinson. “Me acuerdo que casi había gente adentro de la cancha. Ese día la cancha de Independiente estaba que reventaba. Un partido parejo que terminamos ganándolo bien pero que fue muy duro. Y por cómo se vivía en la tribuna le dio un toque más pasional” recuerda Marcelo Richotti, base de aquel memorable equipo de Pacífico.
“Era una expectativa enorme. Más allá de haber jugado la etapa transición el año anterior, el hecho de hacerlo de manera oficial, de local y ante un rival como Atenas, generaba una ansiedad enorme. Había muchas ganas de jugar algo nuevo sin saber lo que termino siendo la liga” señala.
No fue el azar quien decidió que ese histórico encuentro se desarrolle en Bahía Blanca. No fue en vano que aquellos dirigentes decidieran hacer picar la pelota, por primera vez de manera profesional, en un piso bahiense. “No me llamó la atención. Creo que estuvo armado a propósito porque Bahía se lo merecía. Me parece que no es casualidad sino que causalidad. Hasta ese momento la ciudad tenía una historia de muchos años siendo la capital del básquet. Estaba marcado que un partido se tenía que jugar en Bahía por lo que representa para el básquet nacional”.
Además, el día sábado 27 debutaron los otros dos equipos de nuestra ciudad: Olimpo derrotó a Unión de Santa Fe por 76 a 75, y Estudiantes superó a Asociación Española por 94 a 84 con 39 puntos del histórico “Fefo” Ruiz.
Otro de los momentos especiales de la jornada se dio en cancha de Obras. El partido entre San Lorenzo y argentino comenzó 20 minutos más tarde que el inaugural en Bahía, con el simbólico salto inicial dado por León Najnudel, uno de los principales impulsores de la LNB.
Una fecha que sin dudas marcó un antes y un después. Tener una competencia de nivel y profesionalizada significó un salto de calidad para el básquet nacional. Respecto a eso, Marcelo reconoce que en esa época no tomaban dimensión de lo que estaban viviendo. “En ese momento no teníamos una real consciencia de lo que significaba. No entendíamos lo afortunados que éramos de poder trabajar jugando. Era algo inédito que nunca jamás podríamos haber pensado. Con el paso del tiempo quedo un día histórico para el básquet de nuestro país”.
Además, agrega lo importante que terminó siendo para los logros obtenidos años después. “La creación de la liga sirvió para potenciar un montón de talentos que quizás si no hubiera estado, pasaban desapercibidos. El hecho de que se haya creado una competencia profesional con 16 equipos, donde le dieron la posibilidad a muchos jóvenes para poder mostrarse y crecer, hizo que nuestro básquet vaya para arriba”.
El hoy técnico de Hispano Americano se siente un afortunado de poder haber vivido plenamente los primeros 34 años de la Liga Nacional. Debutó ese día con 21 años y jugó ininterrumpidamente 16 temporadas hasta el año 2000. Además de vestir la camiseta verde, pasó por Independiente de Neuquén, Estudiantes, Peñarol y Gimnasia de Comodoro. Logró coronarse campeón con Peñarol en la temporada 93-94 y es el quinto máximo asistidor de la liga (2019 en 615 partidos). Como entrenador, dirigió a Gimnasia de Comodoro en dos etapas (2001-2002 y 2011-2013), Peñarol (2003 y 2016-2017), Regatas de San Nicolás (2004), Estudiantes (2005 y 2008-2010), Quimsa (2006-2007 y 2011), Argentino de Junín (2015-2016) y actualmente a Hispano Americano desde el año 2017.
“Yo soy un producto de la liga. Fui creciendo, me forme y me desarrolle, tanto como jugador y entrenador. No hay muchas personas que hayan estado desde su etapa de transición. Soy feliz de ser parte de la historia”.
Fotos: Basquet Plus, Mundo.D, El Perfil
