Faltaban 2 minutos y 24 segundos para que concluya el partido entre Estrella y San Lorenzo del Sud y en medio de una ovación Luciano Fortelli dejó por última vez un rectángulo de juego.
Pocos días atrás y sorpresivamente, el base que llegó a convertirse en un verdadero símbolo del club de calle 12 de Octubre anunció su retiro de la actividad a los 32 años.
“La decisión la fui madurando durante todo el año, charlándolo en familia. Tengo un nene de un año y medio y entre el trabajo y los entrenamientos no podía dedicarles el tiempo que desearía. Así fue como me mentalicé que 2018 sería el último año”, sostiene “Lucho”.
-¿Te sucedió como a muchos que el hecho de entrenar terminó convirtiéndose en una carga?
-Sí, entrenar diariamente se hizo pesado. Por eso creo que tomé la mejor decisión y dejo en el momento oportuno. Logramos el objetivo de salvar la categoría y además me retiro en un buen nivel competitivo. No quería llegar a la situación de tener que dejar porque el cuerpo ya no daba más.
-Hasta mediados de año pareció que San Lorenzo era “el” candidato al descenso, aunque después lograron torcer el rumbo…
-Fue un año raro. Nunca tuvimos el equipo completo y costó el ensamble porque se fueron sumando refuerzos con el transcurrir del campeonato. Es cierto que éramos los candidatos al descenso y por suerte logramos cambiar la historia, en base a que se formó un buen grupo que terminó desarrollando un juego más que aceptable en la última parte del año.
-¿Te diste cuenta que en el momento de dejar la cancha te aplaudieron propios y extraños?
-Sinceramente no, porque el cambio me sorprendió y quedé shockeado, pero me lo comentaron mi familia y los amigos que me acompañaron. Pasaron muchas cosas por mi cabeza hasta que comprendí que era lo último oficialmente adentro de una cancha. Si bien no tomé dimensión exacta de lo que pasó en ese momento, ese hecho que agradezco también a la gente de Estrella me demostró que logré ganarme el respeto del público. Es hermoso terminar una carrera deportiva de esa manera.
-¿Qué significó el abrazo con Claudio Queti?
-Con él había hablado en la semana del retiro y le confirmé que era el último juego. Fue muy lindo que Claudio, que tuvo mucho que ver en mi carrera, estuviera en la cancha, aunque sea en el banco contrario. Me marcó mucho como entrenador, confió en mí y me dio la oportunidad de jugar en la selección bahiense, lo más maravilloso que me pasó en el plano deportivo.
-¿Decime qué se siente vestir una camiseta con tanta historia como la de Bahía?
-Es privilegio de unos pocos y representa lo mucho que me dio el básquetbol. Integrar dos años la selección bahiense lo guardo como un magnífico tesoro, al igual que los dos ascensos con mi club, jugar un Provincial con San Lorenzo y lograr con Olimpo una plaza en el TNA, algo que era impensado. Siento que me voy con todos los objetivos cumplidos y sin cosas pendientes.
-¿Qué más te dejó el hecho de haber pisado un parquet?
-Competir no me fue fácil, pero pude lograrlo con esfuerzo, trabajo y dedicación. Me llevo el respeto de los rivales, muchos de los cuales se comunicaron conmigo para saludarme. Al fin de cuentas creo trato de ser una buena persona que se maneja con principios.
-¿Qué representa San Lorenzo del Sud en tu vida?
-Todo, aunque me cuesta expresarlo en palabras porque estoy sensible en estos días. Obviamente que al club voy a seguir yendo y colaborando en la medida que pueda.
-Decime cómo formarías el quinteto ideal con los jugadores con los que compartiste equipos.
-Tuve la fortuna de estar en cancha con grandísimos jugadores y me cuesta escoger sólo 5. Como base lo elijo al “Pollo” (Juan Pablo) Morán. De escolta jugaría Lucio Redivo, con quien compartí la selección bahiense, de tres lo pongo a Esteban Benedetti y de cuatro al “Corre” (Martín) Ríos Lodoli, con quienes nos llevamos muy bien en la cancha, así como con Andrés Hildemann, un casi hermano. El puesto de cinco está reservado para Marcelo Piuma, un animal.
-¿Como entrenador a quién escogerías?
-He tenido muy buena relación con todos, desde divisiones menores hasta Primera. Si tengo que elegir uno me quedo con Claudio Queti, porque llegó en un momento justo a San Lorenzo para sacar el mejor potencial de los chicos que estaban y para que el club pegue un salto de categoría.
-La última. ¿No te parece que todavía quedaba hilo en el carretel?
-La edad no influyó en la decisión. La carrera duró lo que debió ser y me sentí muy bien teniendo minutos en cancha. Ahora es tiempo de dar vuelta la página y disfrutar a pleno de los fines de semana, una cuenta pendiente que pienso saldar con los que me quieren.